Las palabras se las lleva el viento,
y vuelan más rápido cuando son acuerdos sobre el trabajo del hogar
Aunque los contratos verbales tienen validez jurídica, además de depender de la buena fe entre personas empleadoras y trabajadoras del hogar, carecen de herramientas idóneas que garanticen su cumplimiento y sitúan a las personas trabajadoras del hogar en una posición vulnerable.
Para hacer de nuestro hogar un lugar seguro para nosotras y las personas que trabajan en él, debemos anclar las palabras a la tierra, hacer que los acuerdos laborales sean tangibles en un soporte legal.
Establecer un contrato escrito con responsabilidades y obligaciones beneficia a las personas empleadoras y a las trabajadoras del hogar.
Al brindar mejores condiciones de trabajo y prestaciones como la seguridad social, creamos un ambiente laboral saludable y fomentamos un mejor desempeño de las trabajadoras del hogar.
Contratemos digna y responsablemente a las trabajadoras del hogar.
Asumamos con hechos que las trabajadoras del hogar están en una relación laboral, protegida por las leyes vigentes. Trata esta relación con el mismo respeto y formalidad que cualquier otro empleo.